Llame del aeropuerto, había planificado todo maquiavélicamente para empacar sin que lo notara. Luego que partió al trabajo comencé a guardar mis pertenencias y algunas de las nuestras. Mentalizada en el objetivo, preparé astutamente mi huida del matrimonio; recogí a mi hijo del jardín y cargue con él y con salchicha rumbo a mi país, dejando los papeles del divorcio con el abogado. Ya en el aeropuerto de Río lo llamé : "Me llevo a Martín y al perro, creo que no entiendes, no son vacaciones para ver a mi madre".
Y así, poco a poco, termino como mi profesora más querida... sí pues, lastimosamente los psicòlogos nos tenemos que despulgar bien antes de ejerecer. Cada psicoterapia es un piojito menos, a veces ladillas, a veces un divorcio.
Y así, poco a poco, termino como mi profesora más querida... sí pues, lastimosamente los psicòlogos nos tenemos que despulgar bien antes de ejerecer. Cada psicoterapia es un piojito menos, a veces ladillas, a veces un divorcio.
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